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Mendes, El Señor Lobo del Siglo XXI

Por Álvaro Benito López – Brea – Periodista deportivo y colaborador en Mister Underdog

«Soy el señor Lobo, soluciono problemas». Es la presentación del actor Harvey Keitel ante Quentin Tarantino (que también era actor) en Pulp Fiction. Tenía que ocultar un cuerpo que había sido objeto de un asesinato accidental. En un santiamén, lo hizo. Pues Jorge Mendes, salvando las enormes diferencias socio-espacio-temático-temporales, es algo parecido. Un conseguidor. Un hombre que se ha hecho a sí mismo.

En #MisterUnderdog27 se ahondó en su figura utilizando como llave el podcast «El móvil de Mendes», de Gonzalo Cabeza y que locuta Olga Viza. Comenzó en una especie de rastro en Lisboa y es el número 1 de los representantes a nivel mundial. Poderoso como pocos presidentes de clubes. Tan conocido como el futbolista más afamado. Millonario como casi nadie. Pero, ¿cómo ha conseguido dar tal salto en su vida? ¿Es un camino de rosas pasar de querer montar un videoclub en el norte de Portugal a ser recibido con una alfombra roja en prácticamente todos los clubes? Obviamente no. Aquín hay mucho de ambición, pero también de permisividad, y por ahí quiero empezar.

A mí no me gusta Jorge Mendes. Dicho esto, él tiene todo el derecho a querer representar a decenas de jugadores, tener hilo directo con las altas esferas de clubes muy importantes, participaciones de gente muy cercana a él en clubes potentes, o presencia en grupos de inversión. El problema no es suyo, sino de quien se lo permite, y la FIFA ha mirado al otro lado continuamente. O regulan la actividad del representante, o se produce un mercadeo, a mi juicio, poco recomendable. Que tenga tanta influencia en un equipo como el Wolverhampton no debería de estar permitido. Y que haga y deshaga en equipos es poco saludable para la competición. Un futbolista de bajo nivel, con Mendes, puede tener una proyección que un jugador de nivel medio no tiene. Es cierto que esta última frase forma parte de una visión poco globalizada (y real) del fútbol, pero este deporte como clara unidad de negocio por encima de cualquier cosa la representa perfectamente Jorge Mendes.

El agente portugués tiene una gran relación con Peter Lim, dueño del Valencia; con Gil Marín, consejero delegado del Atlético de Madrid; no hay jugador portugués que se precie que quiera salir de su país y no pase por sus manos; ha tenido y tiene el control sobre Cristiano Ronaldo, la gallina de los huevos de oro. La de dinero que ha debido de ganar con Cristiano. Sin embargo, la clave de un representante es la de mover, satisfacer, y de paso, hacer caja con jugadores poco relevantes. A Haalanad o a Mbappe cualquiera les ve, el problema radica en colocar a un jugador que haya disputado 10 encuentros en un año. Y ahí es donde, al abrigo de Mendes, hace menos frío. Fijaos en este movimiento que muestra claramente cómo actores relevantes del fútbol se acercan a él como una estufa en invierno: Fati empezó con Minguella, siguió con el hermano de Messi, y ahora ya está con Mendes. ¡Ha dejado al hermano de Messi, y eso que juega con Leo en el mismo equipo, para irse con Mendes! Esto sí que es poderío.

Dos nombres propios que quiero comentar y que son importantes. Joao Felix y Erling Haaland. Son, ahora mismo, el juguete de los grandes de Europa. El portugués, 21 años; el noruego, 20. Talentazos. En el primero ya participó en su pase al Atlético Mendes; el segundo, de Mino Raiola. Ambos juegan en equipos grandes pero que no forman parte de los más ricos de Europa, es decir, estaciones intermedias. Benfica y Salzburgo eran casi estaciones de partida; Atlético y Dortmund, estaciones intermedias. La de dinero que se podrá hacer si parten hacia estaciones finales en unos años.

Y ya para cerrar, una recomendación: echadle un vistazo en la parte final del vídeo a los onces que se podrían hacer con el caviar que tienen bajo el brazo Mendes y Mino Raiola, otro representante que sin estar a la altura del luso, también tiene enormes futbolistas. Canela fina. Equipos que, de existir, podrían competir por lo más alto .