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Por Álvaro Benito López – Brea – Periodista deportivo y colaborador en Mister Underdog

Hay cierta nostalgia por el fútbol de antes, el de la gambeta, el del regate. Era un fútbol más desordenado, pero más auténtico. Los 90 quedan lejos, pero qué buenos ratos pasamos. No existía Estambul para corregir lo que el estrés y la genética provocaban en la cabeza. Esos calvos auténticos, con pinta de repartidores de cerveza, que han sido relevados por esos calvos de maquinilla que se trituran en el gimnasio. Ay, esos calvos.

No es calvo Robinho, cuyas bicicletas en Cádiz las recordamos como ese amor de verano. Y han pasado ya varios lustros. Como esos dos primeros partidos de Sneijder años después con el Madrid, donde parecía que había nacido el nuevo di Stefano. Pues resulta que Robinho ha fichado por el Santos. Sí, sigue jugando al fútbol. Como decía Darío en el Noticiero de #MrUnderdog18, cobrará 230 euros al mes, el salario mínimo que hay en Brasil. A mí me encantaba Robinho, siento disentir con lo que seguramente estés pensando.

No era el mejor regateador, ni el más eficiente, pero lo intentaba. En aquel Madrid de entreguerras, no era chopped para el cuerpo, era un buen bocadillo de jamón. Recuerdo con cierta tristeza el día que se fue al City, fíjate. Luego, trincó todo lo que pudo por media Europa. Qué personaje Robinho, cuyas bicicletas en los 2000 fueron lo que significaron las de Carlos Vives en los 2010, una referencia.

De Brasil a Valencia. Parece que el club liderado por Peter Lim está permanente en fallas. Cuando crees que no puede ir a peor, lo hace. Su capacidad autodestructiva se estudiará en las universidades de medio mundo. Cómo, en año y medio, desmantelas a un equipo campeón de Copa porque, simplemente, no conoces a su club y su intrahistoria. Ahora es el dueño del Leeds United, Andres Radrizzani, quien quiere hacerse con el Valencia, tal y como explicaban en #MrUnderdog18. Si eso significa que Marcelo Bielsa acabe entrenando al Valencia, lo daré por bueno. A ver si, por una vez, nos tocan en España los millonarios buenos, y no los que toman decisiones erróneas de manera continua.

 

Mientras, Javi Gracia sigue entrenando a los ché. Su capacidad de aguante dependerá de lo que le duela su bolsillo. Si se va, tiene que pagar 3 millones de euros de penalización. Vamos, que o le echan o no creo que se vaya teniendo en cuenta que es un pastizal en toda regla. Curioso el caso del entrenador que no está a gusto pero a menudo se acordará de cuando firmó esa cláusula de su contrato.

 

Kondogbia, a todo esto, sigue siendo jugador del Valencia. Lo que le faltaba a Javi Gracia es que lo vendan al Atlético de Madrid. Como para coger un avión, plantarse en Singapur, llamar a Peter Lim, presentarse, decirle que es técnico del Valencia (por si no lo conoce), y suplicarle que le libere. Cosas del fútbol moderno

 

Y para acabar, un juguete roto: Nicki Bille. Ex del Rayo, ha vuelto a la cárcel tras no cumplir el arresto domiciliario. Su abogado dijo: “Tomó unas cervezas. Pensó que no tenían alcohol. No planeaba beber alcohol en absoluto. Simplemente leyó mal la etiqueta. Si hubiera querido beber, habría comprado una cerveza normal». Tengo serias dudas de quién leyó mal la etiqueta, si Nicki Bille, o su abogado. Qué tropa.