Dadme Siempre ‘Pura Vida’
Por Álvaro Benito López – Brea – Periodista deportivo y colaborador en Mister Underdog
Manuel Neuer, 1.93. Jan Oblak, 1.88. Ter Stegen, 1.87. Nombres y estaturas de los porteros preferidos de los cabecillas de #MisterUnderdog29. Qué fácil es elegir cancerberos altos, espigados, de brazos eternos y alta concentración. Ahí, ¿dónde quedamos los Casillistas? Pues refugiándonos en Keylor Navas.
El costarricense no es el mejor portero del mundo ni el de la década, pero es el que más mérito tiene. Con diferencia. En el fútbol del siglo XXI, el prototipo de portero es el de una máquina casi perfecta: fornido, bien por alto, bien abajo, buena colocación, gran envergadura y excelente trato con los pies. Parece que aquellos porteros más culones, irregulares, con grandes reflejos y problemas en la salida de balón y por alto quedan relegados. Keylor es nuestro refugio. Me encanta porque no tiene pinta de portero, es menos académico, más noventero.
No entiendo quien le quiera degradar porque es un elemento fundamental en el Real Madrid de oro que reinaba hasta hace dos días. El centroamericano ha ganado 3 champions con el Madrid, y en todas ellas siendo decisivo, con paradas de gran mérito y sosteniendo el peso de sustituir a una leyenda del tamaño de Iker Casillas. El Santo no sabía jugar bien con los pies ni salía bien por alto, pero por los lustros (unos cuantos) que jugó a su mejor nivel, Casillas es inolvidable, insustituible. Formidable heredero tuvo en Keylor Navas. Pura Vida, carajo.
El debate en #MisterUnderdog29 dejó una final como mejores porteros de la década entre Manuel Neuer y Jan Oblak. Seguramente sea lo más justo. Neuer ganó en la semifinal a Ter Stegen, que aunque hoy por hoy me guste más, ha sido peor portero esta década que Neuer, y este es para mí un elemento diferencial: la regularidad del portero del Bayern, que ha estado presente a un gran nivel (casi siempre) durante los últimos 10 años. No me emociona en exceso, pero es justo que esté ahí. Ter Stegen, que conste, es el portero que más me entra por los ojos hoy en día. Cuando es brillante es el mejor, por encima de la sobriedad de Oblak, la firmeza de Neuer o las genialidades de Keylor. Por momentos, al ver a Ter Steger, parece que asistimos al recital de un portero de balonmano.
En la otra semifinal, Oblak ganó a Keylor. El esloveno es frío como el hielo, no transmite alegría, pero transmite seguridad, y eso en un cancerbero es algo fundamental. Por números, premio Zamora de 2016 a 2019, es indiscutible, seguramente el más fiable en estos momentos, pero pagaría una entrada para ver antes un partido de Keylor o de Ter Stegen. Cuestión de gustos.
Dicho esto, cómo ha evolucionado la portería. Quienes crecimos viendo a Paco Buyo o Carlos Busquets parece que todo ha cambiado: hoy los grandes guardametas sí que parecen guardianes de la jaula, se colocan mejor, juegan mucho mejor con los pies y salen con más seguridad a las jugadas por alto. Quizás me falte en algunos de ellos algo de chispa, de locura, de reflejos. Lo que tenía Casillas. Lo que tiene Keylor.