fútbol codere

Sobre Bamford, Aspas o Valdés

Por Álvaro Benito López – Brea – Periodista deportivo y colaborador en Mister Underdog

Este texto va dedicado a todos aquellos que creen en el fútbol alejado de perfumes caros y amoldado a las nuevas modas, a los que recuerdan con nostalgia los viejos estadios imperfectos y a los que crecieron en los 90 cogiendo al equipo más pobre de Inglaterra en el PC Fútbol del añorado Michael Robinson para convertirlo en campeón.

Fuera de los estereotipos del balompié moderno, en la Premier está naciendo un sentimiento pro-Marcelo Bielsa. Normal. Ya sucedió en España cuando llegó al Athletic, con sus formas tan particulares, su carácter obsesivo y su visión alegre del fútbol. Yo aún trabajaba en Radio MARCA y mientras estaba una mañana en directo se le acercó a mi compañero de Bilbao, Rafa Beato. Que conste que iba hacia él de manera efusiva, pensando que era un aficionado: “Ah, que eres periodista, no no, yo no hablo, no hago notas”. Se lo perdonaremos a Marcelo.


El Leeds United de Marcelo Bielsa está volviendo a ser un equipo reconocible en Inglaterra por primera vez en casi dos décadas, cuando se metió en las semis de la Champions en 2001 de la mano de Harte, Viduka y compañía. En aquella ocasión el Valencia le cortó las alas y ha tardado casi 20 años en volver a volar.

Hemos venido aquí a hablar de Patrick Bamford. Es el delantero estrella del Leeds y está en racha. Tal y como apuntaba Darío en #MisterUnderdog25, el delantero del pueblo. Ojo que esto tiene muchas connotaciones. Es ligeramente desgarbado, facciones profundamente británicas, más blanco que la leche, y no es el típico canterano que despunta. Lleva tiempo en el oficio, un jornalero del fútbol. Jugadores así dan sentido al fútbol, porque no se debería enseñar a ser Messi o Cristiano, se debería enseñar a ser Patrick Bamford. ¿Por qué? Porque Messi te sale uno en 50 años, ser Bamford (dentro de las complicaciones que supone ser futbolista de élite) es algo más al alcance de un buen jugador de categorías inferiores.

¿Con quién se le podría asemejar? Primero pensé, ciñéndome a Inglaterra, en el mítico Petr Crouch, que estuvo en 13 equipos, siempre con esa sensación de tener el cuerpo a punto de romperse en mil pedazos. Volviendo a España, pienso en Javi Moreno. Tenía el centro de gravedad muy bajo, no encajaba en el prototipo de jugador del Siglo XXI, poco brillante pero muy trabajador. Destacó en aquel inolvidable Alavés para luego no cumplir con las expectativas en el Atlético de Madrid o en el Milan.

Y para cerrar, y ampliando el campo a jugadores de más renombre pero alma de pueblo, me quedo con Iago Aspas y Víctor Valdés. El delantero de Moaña, que sigue viviendo en su pueblo, es una bendición para el fútbol español. Con una calidad brutal, probó suerte en el Sevilla y el Liverpool. No fue bien. Pues ya está, no pasa nada. Regresó al Celta, donde es casi más importante que el escudo. Y Valdés tiene alma de fútbol de campo, del de toda la vida. El ex cancerbero del Barça es uno de los grandes olvidados del fútbol español del Siglo XXI: fue el portero del mejor equipo que he visto jamás y asumió ser suplente en la selección del mejor portero español que hemos visto nunca. Aquella maldita caída ante el Celta en marzo de 2014 le dejó sin carrera. Fue un jugador de carácter volcánico que, al colgar las botas, decidió entrenar a niños. Incluso se vino a un equipo juvenil a Madrid. Es decir: El portero del mejor Barça de la historia decide venir a entrenar a un equipo juvenil de un barrio obrero de Madrid. La vida puede ser maravillosa.