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LA CHAMPIONS: SOLO GANA QUIEN SE CAE MIL VECES

Por Álvaro Benito López – Brea – Periodista deportivo y colaborador en Mister Underdog

El fútbol tiene memoria. De una cosa estoy seguro: el 6-1 del Barça al PSG de 2017 estuvo presente el martes en el Camp Nou. Las bofetadas que recibes en Champions tienen dos posibles lecturas: o caes a la lona y no te levantas; o caes a la lona y tratas de mejorar. Aprendes de tus errores. Y eso es clave en la Champions.

Formar parte de la aristocracia europea es un privilegio que te ganas con el paso de las décadas y a base de partidos memorables. ¿Es el PSG parte de la burguesía? Podrán tener todo el dinero del mundo pero no suma ni una Champions. Por tanto, no está en ella. ¿Y el City? Menos todavía, ya que se acongoja antes de tiempo.

A lo que voy. La Champions es la mejor competición posible por equipos porque entran en juego muchos factores. La misma eliminatoria en Copa del Rey no es lo mismo. En Liga, tampoco. En Champions, ya solo el himno te eriza la piel. El PSG asaltó el Camp Nou y le dijo a Europa que aparte de ser millonario quiere tener privilegios, quiere ser el Bayern, quiere ser el Madrid, quiere ser la Juve. Eso se gana a base de títulos, y el PSG está llamando ya a la puerta. Finalista en 2020, empieza a tener el culo pelado de combates perdidos. Quizás, esta vez, ya estén preparados para llamar a la puerta del éxito.

En #MisterUnderdog41 se habló de la mística de la Champions ciñéndolo a que es una competición de momentos. Dicho esto, dejadme que os haga un Top5 relativamente reciente:

Uno. La remontada del United en el Camp Nou ante el Bayern en el 99. El árbitro consolando a los jugadores del equipo alemán, que se querían morir. El éxito del anti-héroe Teddy Sheringham. Un clásico.

Dos. El llanto de Cañizares en 2001. Es la pena de verse en una oportunidad de esas que no vuelven. El Valencia rozó la Champions pero Kahn dijo que no. Y Cañizares no fue decisivo en esa tanda de penaltis. 20 años han pasado.

Tres. La expulsión de Jorge Andrade. Eran las semis de 2004 y la jugaba el Depor, el Superdepor. Enfrente, el Oporto de Mourinho. Casi al acabar el partido de ida, Andrade le dio una patada a Deco, íntimo amigo suyo. Fue de broma, pero el árbitro le enseñó la roja y se perdió la vuelta, donde su ausencia fue clave. El Depor vaga ahora por el fútbol no profesional.

Cuatro. La placenta de yegua de Diego Costa. En 2014 el delantero era un búfalo pero, tras ganar La Liga, se sometió a un novedoso tratamiento. Conclusión: duró 9 minutos en Da Luz. En el tramo final de aquella final, se echó en falta oficio en el Atlético, algún cambio más. Lo que fuese por evitar el cabezazo de Ramos

Cinco. El no-gol de Bojan Krkic. En 2010 el Barça era pura fantasía y el Bernabéu acogía la final de la Champions. El riesgo para el madridista de que Guardiola triunfase en Chamartín era alto, pero en la semifinal, De Bleeckere anuló un gol legal a Bojan en el Barça-Inter. El gol que pudo haber cambiado la carrera de Bojan, y que quizás le habría dado la oportunidad a los culés de ganar una Champions en el Bernabéu.