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CEDIDOS: AMOR, DESAMOR O INDIFERENCIA

Por Álvaro Benito López – Brea – Periodista deportivo y colaborador en Mister Underdog

Decía Miguel Quintana en #MisterUnderdog35 que la cesión es un amor de veano. Sí, cierto, pero también puede ser un desamor. Que se lo digan a Take Kubo, que se las prometía felices con un curso disfrutón bajo el suave clima mediterráneo y que ahora tendrá que picar piedra siendo un soldado de Bordalás. Lo que es la vida. Y lo que es el fútbol.

Antes de regresar al caso de Kubo y a otros tantos de futbolistas cedidos, partamos de lo que significan y para lo que están definidos. No siempre es lo mismo.

Existen el caso de clubes que amasan jugadores como quien tiene una colección de coches y no sabe qué hacer con ellos. ¿Qué hacía Roman Abramovich con tanto futbolista? ¿Pensaba jugar al Monopoly con ellos? Era la tónica habitual del Chelsea. Gracias a eso, por ejemplo, durante un tiempo Thibaut Courtois jugó unas temporadas en el Atlético de Madrid, hasta que destacó tanto que no hubo más remedio que fijara su residencia habitual en Londres.

Existen clubes que tienen una cantera tan potente y una exigencia tan alta que no les queda más remdio que ceder jugadores. El Real Madrid es el perfecto ejemplo, un club que reparte alegría y prosperidad con los futbolistas sacados de ‘La Fábrica’. El fútbol español está lleno de jugadores del Real Madrid. También del Barcelona, de La Masía, aunque en Can Barça, de primeras, se suele apostar más por los jugadores de la casa.

Y existen clubes que ceden ante una situación de no retorno. Jugadores que no se adaptan o no tienen sitio y que deben de buscarse la vida. Y para eso están un buen puñado de clubes que viven de las sobras de los equipos de la zona media-alta de la tabla, y que del 15 al 31 de agosto componen sus plantillas. Más parece esto un milagro que otra cosa.

Ceder es un verbo con acepciones multiples: puedes hacerlo con la intención de que alguien se foguee y vuelva para partirla (al Madrid le salió bien con Carvajal en su día, volviendo hecho un hombre del Bayer Leverkusen); con la intención de ganar tiempo (esas cesiones de Denis Suárez siendo propiedad del Barcelona) o directamente porque no sabes qué hacer con ese futbolista y te sobra (cómo olvidar al pistolero Rubén Semedo, que fue enviado de Villarreal a Huesca para ser rehabilitado y al que los aires del Pirineo parece que no le calmaron)
Desde el punto de vista del equipo que quiere cedidos, puede ser una oportunidad de oro.

Volviendo al Caso Kubo, el Getafe se beneficia de la gran relación de Ángel Torres con Florentino Pérez. Emery y el japonés no hicieron migas pero resulta intrigante que le quiera Bordalás, que no se distingue precisamente por el jogo bonito.

Lo ideal en una cesión es que las tres partes salgan contentas. El ‘cededor’ porque se quite un muerto o porque quiera foguear a un futbolista; el jugador porque se sienta feliz; y el equipo al que llega porque consigue acercarse más a los objetivos propuestos. Al decirlo pienso fundamentalmente en estos dos futbolistas: ‘Manolito’ Adebayor y Stefan Jovetic. El togolés repartió sonrisas y goles en el Madrid a pesar de que por su fisonomía parecía a punto de despedazarse en cualquier momento. Y el montenegrino fue agua bendita para el Sevila, además de deleitarnos con un castellano de primera categoría. Lo aprendió viendo ‘Los Serrano’ siendo adolescente. Más español que Antonio Resines y Jesús Bonilla, imposible.