Manchester City 1-0 Inter: la final de Estambul fue diferente a la de 2005
La final de la Champions League terminó con la victoria del Manchester City sobre el Inter de Milán por la mínima. Un gol de Rodrigo Hernández fue suficiente para que Pep Guardiola levantara un trofeo que lleva anhelando desde su salida del Barcelona. No lo logró en el Bayern de Múnich, pero, tras años de constancia y consistencia en Inglaterra, ha hecho a los ‘sky blues’ reyes de Europa.
Los ‘nerazzurri’ llevaron a cabo un planteamiento interesante por cómo Simone Inzaghi se lanzó sobre los interiores de su homólogo, pero nada funcionó. La falta de prestaciones ofensiva del elenco italiano, donde ni Dzeko ni Lautaro gozaron de demasiado protagonismo a excepción de las ocasiones que tuvieron lugar en el tramo final y en un mano a mano del argentino que Ederson solventó, condenó a los del Giuseppe Meazza.
Guardiola consigue al fin su gloria
Pep Guardiola, que se quedó con las ganas de ganar la Champions League de nuevo en la final contra el Chelsea de hace unos años, se resarció de esta decepción para levantar, esta vez sí, el trofeo más codiciado del mundo a nivel de clubes. Años de perseverancia en el Manchester City han terminado por encontrar su premio con él como gran artífice.
Si bien se le achaca que ha sido precisa una inversión económica enorme para dotar a su plantilla de la calidad necesaria para alcanzar este tipo de finales, él también ha puesto de su parte con propuestas tácticas que le han reinventado. Siempre se le ha caracterizado como un estratega entregado al ‘tiki-taka’, pero ha demostrado que puede hacer más.
Su forma de disponer en el campo a John Stones es uno de los grandes ejemplos. El defensa, desde hace un tiempo, actúa más adelantado de la línea en la que ha desarrollado la mayoría de su carrera y ha dado a los suyos mucha más soltura en el centro del campo. Con Rodri como elemento de equilibrio, ha hecho de la sala de máquinas celeste una máquina perfecta.
Italia pierde su tercera final europea
Otro prisma desde el que observar este partido es el de la decepción italiana. La Roma alcanzó la final de la Europa League; el Inter, la de la Champions, y la Fiorentina, la de la Conference. Ninguno de los tres equipos ganó. Los ‘viola’ cayeron frente al West Ham United en lo que los ‘giallorossi’ claudicaron frente al Sevilla y los ‘nerazzurri’ lo hacían frente al Manchester City.
Para colmo, la Selección Italiana Sub 20 perdió en la final del Mundial de su categoría frente a Uruguay, lo que confirma el fracaso de una temporada que podría haber sido de las más lujosas en la historia reciente del fútbol del país. Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte y da la sensación de que la Serie A está cobrando mucha entereza.
En la historia, siempre se ha considerado Italia un caladero ideal de jugadores con experiencia que no van allí a pasar solo los últimos años de sus trayectorias, sino que protagonizan historias heroicas como la de Francesco Totti en tierras del Coliseo. Con resultados como los de esta campaña, esta mejora en la imagen del balompié italiano se refrenda.
Una final diferente de 2005
En términos de emoción, una de las finales más emocionantes que se recuerdan fue la de Estambul en 2005. Este año, la final fue de nuevo en esta ciudad, conque no eran pocos los hinchas que recordaban con cariño aquel enfrentamiento entre el Liverpool y el Milan en el que los ‘rossoneri’ comenzaron ganando por 0-3 para perder en la tanda de penaltis.
Paolo Maldini, leyenda mundial, comenzó con el primer gol de los italianos, pero sus rivales se llevaron el gato al agua con el correr del cronómetro primero obrando el empate y, después, mostrándose más acertados desde los once metros. Se antojó clave en este sentido el tino de futbolistas como Cissé o Smicer, que acertaron desde los once metros.
Últimamente, las finales de la Champions League no están cobrando tanta emoción como en el pasado quizá por cómo el nivel ha aumentado en el terreno de juego. El temor al error está siendo uno de los elementos diferenciadores de este tipo de encuentros y eso es lo que quizá provoca que se vean propuestas más en búsqueda de anular las capacidades del rival.
Rodri pone el acento español
Rodrigo Hernández, probablemente el mejor centrocampista español del momento, anotó el gol de la victoria para el Manchester City en una final que encumbró a su nación. Luis de la Fuente tomó el testigo del combinado nacional hace poco y, de cara a las semifinales de la Liga de las Naciones, encontrará en el ‘sky blue’ a uno de sus jugadores más importantes.
El propio mediocampista habló nada más acabar el encuentro y agradeció a Dios el momento que le regaló. También reconoció que, en la primera mitad, no estuvo bien. Así se lo hizo saber Pep Guardiola, que le dijo que tenía que actuar como el líder que es de cara al segundo acto. Así lo hizo, mejoró individualmente, mejoró a los suyos y se coronó.
El chute de moral puede antojarse crucial de cara a la fase final de la Liga de las Naciones y la temporada que viene, en la que Rodri será uno de los jugadores que más miradas concentren. También es cierto que, en cierto sentido, puede resultar injusto que se le preste ahora más atención cuando su trabajo lleva siendo notable desde hace años.