Luka Dončić: la nueva referencia total de la NBA
Dicen que soy Periodista, que me gustan los deportes y tengo habilidades para escribir. Pero en realidad, lo que soy es un “cuenta cuentos compulsivo”, como alguno me llamó.
Luka Doncic se ha convertido en uno de esos jugadores que marcan época, alguien que no solo destaca por sus números, sino por la sensación de control absoluto que transmite cada vez que pisa la cancha. Desde que llegó a la NBA ha ido creciendo paso a paso, puliendo su juego y añadiendo recursos que lo han llevado a ser una figura imprescindible en cualquier conversación sobre los mejores del mundo.
El año 2025 ha sido especialmente significativo para él, no solo por su traspaso a los Lakers —un movimiento de enorme impacto mediático y deportivo—, sino porque ha demostrado que es capaz de mantener su nivel de excelencia en cualquier contexto. A lo largo del año ha confirmado que su talento no depende de sistemas, entrenadores ni compañeros: su lectura del juego, su capacidad para anotar desde cualquier ángulo y su forma de involucrar a los demás lo convierten en un jugador completo, maduro y decisivo. Más allá de los puntos y las estadísticas, lo que impresiona es su personalidad competitiva y esa calma con la que resuelve situaciones que parecen imposibles. En 2025, Luka no solo ha brillado, sino que ha dado un paso más hacia convertirse en una leyenda de pleno derecho.
Empezando por Dallas y llegando a Los Lakers
El año empezó movido para Luka Dončić. La temporada 2024-25 se vio marcada por su salida de Dallas y la llegada a los Lakers, un cambio que habría desorientado a muchos jugadores. Él no. Cerró la campaña con 28,2 puntos, 8,2 rebotes y 7,7 asistencias por partido, números que demuestran que mantuvo su influencia absoluta en el juego pese al ruido, la presión y la adaptación a un vestuario completamente nuevo. Ni sistemas nuevos, ni roles distintos, ni expectativas más altas fueron capaces de frenar a un jugador que vive el baloncesto con una naturalidad casi insultante. Su final de temporada dejó claro que en Los Ángeles había aterrizado un líder, no una estrella pasajera.
El verano sirvió para ordenar lo que la temporada había agitado. En agosto firmó una extensión de tres años con los Lakers por 165 millones, un movimiento que certificó lo que ya era evidente: el proyecto gira sobre él. La franquicia le dio las llaves sin medias tintas, y Dončić respondió ofreciéndose como figura central en la pista, en el vestuario y en la identidad del equipo. Ese período de calma, de arraigo y de trabajo estable, fue el trampolín perfecto para lo que llegaría después.
Explosión en la 2025-26
La nueva temporada empezó con Dončić desatado. En los dos primeros meses firmó medias que lo colocaron en otro nivel: alrededor de 35 puntos, cerca de 9 rebotes y 9 asistencias por partido. Un rendimiento propio de un jugador que domina cada posesión. El arranque dejó un registro difícil de comprender: en los primeros 12 encuentros acumuló más de 400 puntos y más de 100 asistencias, algo que ningún jugador había conseguido en toda la historia de la NBA. Sus noches de 40 puntos se volvieron habituales, y los Lakers pasaron de ser un equipo irregular a uno que se siente competitivo desde el primer minuto. Luka no solo sumó cifras, sino que impuso su ritmo, su lectura de espacios y una serenidad ofensiva que desespera a las defensas rivales.
Logros y evolución
El 2025 de Luka Dončić fue un año en el que dio un salto que va más allá de las estadísticas. Fue la temporada en la que dejó de ser “la gran estrella joven” para convertirse en un jugador que condiciona la liga entera. A lo largo del año, su impacto se vio en varios niveles. El primero, en la producción: no solo firmó noches de anotación descomunal, sino que lo hizo con una regularidad que muy pocos en la historia han sostenido. El segundo, en el liderazgo. Luka pasó de ser un generador ofensivo brillante a un jugador que, además, marca el tono competitivo de su equipo. En Los Ángeles encontró un entorno que le exigía más, pero también un escenario que engrandecía cada una de sus actuaciones.
Sus logros también tienen que ver con lo simbólico: liderar a los Lakers, una franquicia con una mochila de historia y presión que aplasta a muchos jugadores, y convertir ese peso en motivación habla del tipo de competidor que es. Su evolución se aprecia en pequeños detalles: mejor selección de tiro, mayor calma en los cierres de partido, lectura fina en las transiciones y una comprensión más madura del tiempo y el ritmo del juego. En conjunto, 2025 fue su año más completo, aquel en el que dejó de crecer hacia afuera y empezó a crecer hacia dentro, hacia el jugador total que está destinado a ser.
La dupla con Austin Reaves
Esta pareja se ha convertido en la principal fuerza ofensiva de los Lakers esta temporada. Ambos promedian juntos 63,9 puntos por partido, superando a cualquier otro dúo actual de la NBA. Reaves ha demostrado su capacidad para aprovechar la atención defensiva que atrae Dončić, generando ventajas y sumando puntos de manera consistente. Han logrado tres partidos consecutivos con 30 o más puntos cada uno, un logro que solo tres parejas habían conseguido en los últimos 50 años. Su química en cancha es evidente, consolidándose como un dúo estelar y fiable para los Lakers.
Uno de los mejores del mundo
Decir que Luka Doncic es uno de los mejores jugadores del mundo ya no es una opinión entusiasta ni una previsión de futuro; es una afirmación respaldada por su rendimiento noche tras noche. La razón es sencilla: domina el juego de una forma distinta al resto. Mientras muchos jugadores se apoyan en la explosividad o en el físico, Luka construye su superioridad desde la lectura del juego, desde una inteligencia casi intuitiva que le permite anticipar lo que va a pasar antes de que ocurra. Esa virtud, combinada con un manejo de balón propio de un escolta y un cuerpo de alero fuerte y difícil de desplazar, lo convierten en un emparejamiento imposible para casi todas las defensas.
Pero lo que realmente lo coloca en ese escalón es su capacidad para hacer mejor a los demás. Sus pases no solo encuentran tiros, crean ventajas. Su juego pausado contagia serenidad. Sus decisiones reducen el margen de error del equipo entero. A eso se suma su personalidad competitiva: nunca se esconde, nunca baja la cabeza y siempre quiere el balón en los momentos finales. Luka no domina porque anota mucho; domina porque controla el partido como si fuese suyo. En 2025 quedó claro: no es solo un talento generacional, es un jugador que inclina la balanza cada vez que está en la pista.
Para finalizar, Doncic, en el torneo FIBA EuroBasket 2025,fue elegido en el All‑Star Five / Quinteto Ideal del campeonato. Además, en ese EuroBasket 2025 fue máximo anotador del torneo (media de 34,7 puntos por partido).